Inmigración
Nuestro ministerio de apoyo y defensa para los inmigrantes hispanos está arraigado en el Evangelio y en la rica tradición de la enseñanza social católica, resumida en los cinco principios que guían el enfoque de la Iglesia hacia la migración:
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Las personas tienen derecho a encontrar oportunidades en su país de origen.
Todas las personas tienen derecho a encontrar en sus propios países las oportunidades económicas, políticas y sociales para vivir con dignidad y lograr una vida plena mediante el uso de los dones que Dios les ha dado.
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Las personas tienen derecho a migrar para mantenerse a sí mismas y a sus familias.
Cuando las personas no pueden encontrar empleo en su país de origen para mantenerse a sí mismos y a sus familias, tienen un derecho a encontrar trabajo en otro lugar para sobrevivir.
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Las naciones soberanas tienen derecho a controlar sus fronteras.
La Iglesia reconoce el derecho de las naciones soberanas a controlar sus territorios, pero rechaza tal control cuando se ejerce simplemente con el propósito de adquirir riqueza adicional. Las naciones económicas más poderosas, que tienen la capacidad de proteger y alimentar a sus residentes, tienen la fuerte obligación de adaptarse a los flujos migratorios.
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Se debe brindar protección a los refugiados y solicitantes de asilo.
Aquellos que huyen de las guerras y la persecución deben ser protegidos por la comunidad global. Esto requiere, como mínimo, que los migrantes tengan derecho a reclamar la condición de refugiado sin encarcelamiento.
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Se debe respetar la dignidad humana y los derechos humanos de los migrantes indocumentados.
Independientemente de su condición jurídica, los migrantes, como todas las personas, poseen una dignidad humana inherente que debe ser respetada.
Recursos para Inmigrantes
Guiados por la Campaña Justicia para Inmigrantes de la USCCB, buscamos ser una voz activa y efectiva para nuestros hermanos y hermanas indocumentados.